Thursday, 25 September 2008

El Compás Final Del Vals

¿Dónde, oh, dónde escondiste esa sonrisa tuya
que robó miradas y levantó rumores?
No importa ahora, entre los humos de la música callada,
hoy que tu nueva mueca de dolor los provoca mejor.

¿Dónde le permites deambular a tu vieja temeridad,
a todo tu orgullo que defendía mis falsas palabras?
Ah, al final todo da igual, cada vez que respiras.
¿Me escucharás cuando lo diga? Que jamás te amé.

Y por cierto
perdí el mazo malvado
que compraste con tu último sueldo,
la noche que jugamos en la oscuridad,
en ese pésimo bar inglés.

Lo perdí.

Los colores del bufón desvanecidos
en las grises heridas de la vida cotidiana,
el rey muerto como tú, asesinado a traición,
la reina, que ha vuelto desde donde vino,
y ahora palpita ebria
en la ardiente pasión de su nuevo amado.

Han llegado al límite del terrible e inexorable final.
Adiós, ha llegado mi hora de hacer lo mismo.

De cualquier forma,
¿te divertiste -jajaja-
en nuestra entretención de danza clásica?

Yo casi podría decir que sí.
Hey, pero no me mires.

Realmente me divertí.
En serio. Adiós.

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