Tuesday 31 August 2010

¿Ciudadanos del mundo?

Tiene que ser una de las cosas más graciosas del mundo el ver a algunos profesores de lenguas extranjeras demostrando su “amor por su camiseta”, colgándose medallas que no se han ganado, y creyendo que con dárselas de “-filos” del país cuya lengua enseñan ya se distinguieron o se separaron de las demás pobres almas que deambulan con sólo la identidad que les dio su nacimiento. Y tiene que ser aún más gracioso cuando se indignan por algún comentario, como si fueran embajadores del país en cuestión, un país que ni siquiera ha sido ofendido sino simplemente mencionado. Y digo que es gracioso porque se nota la facilidad con la que las personas suelen identificar las cosas unas con otras, creyendo que “tal cosa conlleva tal otra”, dejándose guiar por su inconsciente y por su necesidad de identidad. Es como si yo me enojara si alguien me dijera que mi idioma se parece al italiano o al francés. Pues sí, ya lo sé, digo, por eso es que son de la misma familia lingüística ¿o no? Y tampoco me indignaría si alguien me dijera que alguna otra lengua romance le parece más difícil o más fácil que la que yo hablo. No, porque en realidad mi identidad está relacionada pero no dada por la casualidad de mi nacimiento. Y fue casualidad que me tocara esta lengua materna y no otra. Si me hubiera correspondido cualquier otro idioma me hubiera gustado igual, lo hubiera preservado igual, etc. Quiero decir, no me molestaría la situación, así cómo no me molesta hablar español (castellano, mexicano, etc., cualquier epíteto que quieran ponerle), y tampoco me parece este idioma más digno o mejor que cualquier otro, porque al fin y al cabo, es sólo una herramienta para comunicarme y construir el mundo (no crearlo ni construir mi identidad), no lo llevo tatuado en el corazón ni nada.

El otro día hablaba con un amigo acerca de la importancia que muchos grupos le dan a estos emblemas de identidad nacional, como el idioma, la bandera, la “cultura” (aunque, ¿qué es exactamente la cultura?, la respuesta más honesta sería “una utopía”, pero ya sé que no muchos van a estar de acuerdo con este concepto, así que mejor lo dejo así…) y después de horas de conversación (es decir, de dos vasos de té chai y un croissant) no pudimos concluir si esta pasión por los emblemas era una genuina preocupación por “lo realmente nuestro” o una simple muestra de la  necesidad de trascender, de ser alguien a través de un grupo, como reacción a la tendencia individualista de la sociedad.

Yo entiendo a las personas que rechazan algo que identifiquen con un sistema opresor (como los títulos nobiliarios, que de plano sí que son algo bastante cuestionable y sobretodo sí se dan en una franca muestra de poder y status en el imperio), pero ¿qué tanto hay de sistema opresor en un idioma? De un lenguaje nos molesta lo que identificamos con él, lo que creemos que se hace en “su nombre”, lo que hacen las personas que lo usan, que creen que en él, no tanto lo que él en sí mismo haga o deje de hacer (él en sí no hace nada, no tiene voluntad…). Todos los idiomas han sido hablados por personas honestas y deshonestas, han sido usados para comunicar esperanza o amenazas, han sido llevados como estandarte de la paz o de la guerra, un medio para tratar de conseguir orden o caos. Si alguien quiere morir por defender su idioma, después de darle su medalla al egoísmo (por creer ciegamente que su idioma es valioso porque él es quien lo habla) habría que pedirle que se prepare para morir por todos los demás idiomas que existen, han existido y existirán.

Esa punzada que se siente cuanto mencionan una lengua que no agrada, ese “language ego”, no es más que lo que el inconsciente asocia con otra cosa. Tristemente, las creencias que permiten decodificar el mundo pueden jugar una mala pasada. Y cuando dan lugar a algo negativo, a algo que destruye y divide en lugar de unir, al diablo el subconsciente…

Monday 23 August 2010

¿Me engañan mis sentidos?

Como siempre es muy difícil decir “hey, you make me nervous, really, like hell… I don’t know why… let’s go out somewhere to find out…” (añadiendo la coqueta risa que parece funcionarle a todo el mundo menos a mí…), hay que soportar la humillación cotidiana y bajar los ojos, tragarse lo que uno siente y esperar que a la parte estúpida de la mente mejor conocida como “corazón” se le ocurra recordar que tiene dignidad y que ésta obliga a olvidar todas esas idioteces mal llamadas “sentimientos”. Pero para hablar con honestidad, la parte estúpida de mi mente tiene pésima memoria y ese proceso puede tardar mucho tiempo. Para seguir manteniendo ese perfil “bajo”, es decir, discreto y distraído, hay que ocuparse en algo…. (Diablos, justo después de mi brillante exposición de “el amor no existe”, etc… Mi opinión sigue siendo la misma, debo entonces concluir que -dolorosamente- me engañan mis sentidos…)

Los murciélagos de tus ojos siempre
me despiertan a mitad de la noche,
ritmos optimistas que tu voz vierte
modulando el sabor de mi reproche.
Tú, siendo todo respuestas y afirmación,
vas aumentando la duda de mi existencia,
este sueño mal recordado, y la decepción
que terminará por ahogar mi paciencia.
Yo, que de tantos fracasos podría fácilmente
socavar cualquier concepto de felicidad,
echarle la sal hasta a la buena suerte
y devolverle el caos a tu serenidad.
Que pueda morirme en tus ojos una vez más
así no tendría que volver a despertar.

Wednesday 18 August 2010

Defenestración (o porqué "en esta apartada orilla más clara la luna brilla y se respira mejor" es difícil de decir)

Ja, pues claro que no voy a escribir nada respecto al "romance contemporáneo" porque cuando me puse a pensar sobre qué obras podría utilizar como ejemplo de plano me dio miedo... Pero sí puedo decir que pensando un poco en una de mis ficciones (bueno, y en las de muchos otros escritores más talentosos) llegué a una especie de conclusión parcial respecto a mi pregunta de hace unas semanas: ¿cuál es el significado simbólico de un suicidio por defenestración en una pieza de ficción?

Si acepto que en ciertos momentos de cualquier narración de cualquier género es posible encontrar momentos o "puntos" de "epifanía" ya sea de lo deseable o lo indeseable, y sigo la línea de pensamiento señalándome que lugares como "la torre", "la montaña", "la luna" o esa clase de visiones desde un lugar alto son sitios convencionales para este tipo de revelaciones, ya nada más hay que añadirle la variable "ironía" para explicar porqué un suicidio de la clase que me está interesando podría resultar un símbolo para una "epifanía que pasa de largo" para el personaje. La audiencia seguro sí se tiene que dar cuenta, pues de otro modo no existe esta visión. Tendríamos que quedar de acuerdo en que una epifanía no necesita ser notada por todos para existir, y esto sería lo espinoso del asunto... Pero bueno, ya que no es tan espinoso como parece lo pasaremos de largo.

Un suicidio por defenestración es entonces una expresión simbólica de la ceguera tan común (y tan querida en el mundo literario/de la ficción) en los seres humanos, de un momento decisivo en la vida de un personaje en el cual es posible darse cuenta de lo que está "más allá" de uno mismo (de una, por decirlo de alguna manera, verdad transcendental que atañe no sólo a quien está teniendo la visión sino a la humanidad como personaje colectivo). Este momento, sin embargo, tiene la función irónica de demostrar que esos instantes son tan breves y aparecen tan disfrazados de lo cotidiano, que la angustia (o ese estado mental que según se llama "hybris") puede impedir su clara aparición/identificación. 

Esta interpretación incluye (indirectamente) lo de "arriesgarse" o "abandonar", y seguro también lo de "un signo de debilidad", pero de la humanidad como un todo, no sólo del personaje... Curiosamente la auto defenestración se realiza mirando de frente al mundo que se deja (un suicidio desde la humanidad entera), pero "mirando" sin atención (obviamente). Una posición contraria (mirando hacia lo individual que se deja, al estilo "esposa de Lot") resulta demasiado triste y amarga como para mantener la ironía pero es incluso más trágica si se quiere (porque llama aún más la atención sobre “la ceguera”).

Monday 16 August 2010

The Distance To Here (La Ciencia está en tus ojos, no en lo que ves…)

Los breves instantes en los que creí que mi vida me llevaría por el camino de la ciencia (instantes que parecen más breves cada día que pasa) fueron los momentos en lo que siento que conocí algo de inquieta felicidad (la única clase de alegría que mi sensibilidad perfeccionista me permite apreciar). Tiempos en los que no me importaba mucho que el entusiasmo estuviera empañado con el hecho de que "el camino de la ciencia" probablemente me presentaría un salón de enseñanza media como destino. La perspectiva ni siquiera aparecía en el horizonte: tan efectivamente embriagante resultaba la armonía del mundo develándose ante mis ojos... Y quienes escucharon mis arrebatos hace más o menos un lustro (uh, ¿tanto tiempo?) pueden atestiguar que ni la duda ni la improbabilidad me molestaban, pues había encontrado la forma de sobrellevar la incertidumbre. En una palabra me había "puesto la camiseta" de mi equipo y cuando contaba algo solía introducirlo con algo así como "descubrimos", "sabemos", "estudiamos", "creemos", "pensamos", "buscamos", etc. {Efectivamente, también caí en la trampa de la necesidad humana de "pertenencia" y me alegraba saber que yo no estaría en el grupo de los “legos”, fuera del conocimiento.}

Pero esa ilusión no podía durar. No lo hizo. Se desvaneció en un parpadeo y mi seguridad y mi entusiasmo con ella. Las proféticas palabras de mi profesor de Biología se cumplieron (es decir, fue hasta ese instante que se volvieron "proféticas" y no simplemente "fatídicas") y "el camino de la ciencia" lo siguen otros. Oficialmente yo no.

Tendría que haber pasado a ocupar el lugar que me correspondía entre los "no-científicos" como fan de una "golden age" pasada, que nunca había existido y que yo nunca había conocido, jurando que había sido maravillosa. Y claro, esa farsa no podía sostenerse por mucho tiempo. Parece que estuvo desmoronándose durante años, y hace más o menos un mes cayó la última piedra, pero hasta ahora tuve algo de valor para decírmelo. (En parte porque sigo a la mitad de la nada y todos los trozos siguen por ahí desperdigados, así que el peligro aún está presente...) Aceptaré que no tengo ni idea de cuál es el "camino" que me lleva ahora, o peor todavía, no sé cuál es el camino que quiero llevar.

Pero seamos upbeat por un momento, (lo que en mi caso sería ser todavía más “offbeat” de lo que soy comúnmente) y entonces tendré que decir que la “armonía” puede encontrarse de diferentes maneras… (Ah, mira nada más que metáfora tan figurativamente completa acabo de construir por accidente…).

Cuando tuve la absurda idea de dedicarme a la biología me encontré con que mi éxito con las ciencias exactas y el resto de las ciencias naturales tendía a cero y que mi talento residía en encontrar formas creativas de utilizar los conceptos y las teorías fuera de contexto. ¿Cómo tener éxito en algo que te exigía no fracasar en todo lo demás, sobre todo si “todo lo demás” incluía a la termodinámica, a las matemáticas, a la química y a… bueno, ¿para qué sigo? Pero por supuesto ¿cómo no sentirse alegre estando en medio de esa “total unión” de conocimientos? No me culpo por tratar de incluirme en esa “comedia” del conocimiento humano.

Claro, de este lado “trágico”, desde no tengo permiso de llamar conceptos psicológicos, ni legales, ni históricos, ni sociales, ni antropológicos, bueno, lingüísticos sólo de repente, las cosas se ven tan oscuras, y absurdas, aisladas y sin valor, sin un orden ni un sentido, o al menos uno que yo no soy capaz de ver aunque me juren que existe… Desde aquí no puedo más que darme cuenta que la sistematización no tiene nada que ver con los objetos que tratas de organizar, sino que todo depende de la forma en la que los ordenas…

Resultó que no soy más imbécil ni más infeliz que hace un lustro, sino un poco menos ingenua, y eso conlleva tanto que no tengo ni idea de qué significa. Será que al fin y al cabo siempre he estado en el mismo camino pero he tenido que dar muchos y largos rodeos…

Sunday 15 August 2010

Un poco de indolente honestidad…

Con eso de que la semana pasada recomenzaron las clases tenía más o menos pensado conmemorar el nuevo ciclo escolar con un post que incluyera alguna de mis ácidas críticas acerca de los estudios literarios, o mi desencanto a causa de la escuela, o cualquier fastidio parecido... Pero antes de que terminara la semana algo sucedió que me quitó mis ánimos amargos y los sustituyó con una vacía indolencia...

[Aunque no sé muy bien qué sucedió, y sólo puedo contarme sus efectos...] Terminé por descubrir que la razón por la cual mi vida me resuelta tan complicada es porque me tomo las cosas demasiado en serio. Todo es demasiado importante para mí y si las cosas no funcionan, sobreviene la tragedia... Ya sea la escuela, los libros, la realidad o la ficción, las traiciones y los abandonos, la culpa y el perfeccionismo, la desidia y la búsqueda, mis palabras y mis pensamientos, cualquier cosa que ingrese a mi mente a través de mis sentidos compromete mi integridad y mis principios... Y no debería importarme que el resto de las personas no compartan mi problema, si no por otra cosa porque no puedo asegurar que en realidad sea así.

Con menos obsesión es posible obtener resultados similares a los míos (por lo demás, no muy brillantes), así que, ¿a razón de que la obsesión? No entiendo cómo es que todavía no aprendo, de todas las ocasiones en las que me he encaprichado tratando de arrebatarle a la vida lo que mis deseos me dictan, que no puedo exigir nada que no me corresponda, y que tengo que conformarme con saber que las cosas suceden por una razón, aunque ésta no me favorezca.

¿Tomarme la escuela en serio? La escuela no es el lugar para tomarse las cosas en serio, es más, a ratos creo que ni la vida es el lugar para tomarse las cosas en serio. (Tanto que sucede que está fuera de tu campo de acción, fuera de lo que puedes ver, de lo que puedes entender, lejos de lo que puedes tocar...)

Así que, relajémonos, sin aflojar el paso... (¿contradicción en términos? Sólo semánticamente, fantástico que la vida no tenga nada que ver con nuestras categorías...)

Monday 2 August 2010

Defenestración (o porqué “caer para aprender a levantarse” no suena tan bien…)

En las representaciones contemporáneas de la realidad, la defenestración comienza ha convertirse en algo más que un lugar común (estoy pensando en ficciones como The bourne Identity, The exorcist, I Robot, The hours, Vineland, y más recientemente Inception -además de varias de mis ficciones personales ja-) y parece que tendríamos qué preguntarnos si acaso no será una especie de símbolo (como todo en una ficción) y de ser así, ¿qué significaría?

Bien podríamos ser muy lineales y académicos y decir que seguramente la razón de que esta imagen sea tan poderosa es porque podría considerarse una recreación de la "caída" del héroe trágico desde la cúspide de la "fortuna" (que es representada como una rueda...), lo cual en términos más sencillos y cristianos nos dejaría con Lucifer abandonando el cielo o si tenemos mucha imaginación con Adán y Eva perdiendo el Edén, y si estamos de humor para aventurarnos a ser tachados injustamente de moralistas/reclutadores, recordando a Jesús negándose a saltar a instancias del Tentador...

Y dije "bien podríamos..." como prólogo a mi insatisfacción... porque ¿cuál es realmente la razón de que los personajes salten hacia el vacío -mejor dicho- hacia el piso cuando descubren una verdad insoportable o ante la perspectiva de tener que enfrentarse a ella? (Claro, en cuanto encontremos la respuesta vamos a tener que decir que algunos de mis ejemplos no son sino ironía...)

¿Tendrá algo que ver con un "salto a ciegas/de fe", o con la decisión de arriesgarse, de abandonar algo... o simplemente sería un signo de neurosis o debilidad o mejor aún, un comentario a la escala de darwinismo social y la relativa facilidad con la que puedes llegar a un lugar (física y simbólicamente) "alto" en este mundo capitalista? Curiosamente ni siquiera es una forma efectiva de suicidio...

 

 

More of this hereafter (una vez que termine de decidirme a redactar algo sobre el romance contemporáneo...)