Cuando tenía unos dieciséis años conocí a (i.e. run into) un muchacho que me fascinó completamente todos los sentidos. Lo que más me fascinaba era su desdén y su indiferencia. Y durante meses (varios, varios) esa fascinación fue cosa de todos los días. Un año más o menos después de conocernos me decidí a tener un detalle poético con él que (ingenua e incluso un poco estúpidamente) creí que apreciaría: le coloqué un poema en su puerta, el cual supongo que sí vio pues un rato después encontré que la hoja había sido volteada al revés y ahora sólo mostraba el blanco del papel...
Cuento la anécdota porque (pues porque no encontraba una introducción para esta traducción, jaja y ésta fue perfecta, no, ya en serio, porque) creo que aprendí mucho de esa experiencia. No sólo que en ocasiones la poesía no sirve para gran cosa si la desperdicias por ahí (jajaja, ¿eso a razón de qué viene…?), sino que a veces los sucesos simbolizan cosas que por alguna razón te niegas a ver en el momento en el que ocurren. Y además, ahora que puedo ver los hechos “desapasionadamente” me doy cuenta que sin querer me convertí en en una de esas personas que “profanan” el sentimiento queriendo idealizarlo… Nota mental: no hacerlo de nuevo.
Poco más de un lustro después, ya soy capaz de leer el poema y dejar que me provoque la emoción y la fascinación que me provocó la primera vez que lo leí (unos cuatro antes del suceso absurdo que referí al principio).
Durante una década había estado intentado comprenderlo totalmente e incluso traducirlo, pero no fue sino hasta luego de (no miento) siete intentos de traducción que me parece que lo he logrado de forma más o menos decente... wow, 7th time is a charm :-)
Ok, aquí va y por cierto, aquí el link del poema original que es unas 99 veces mejor que mi traducción, jaja, pero al menos mi versión sirve de disculpa por malgastar un gran poema, sorry Shelley, no hard feelings, I suppose, towards a humble fan, right?? ;-)
Para --- / Amor / Una palabra a menudo profanada
Esa palabra ya ha sido demasiado profanada
como para que yo también la profane.
Ese sentimiento ya ha sido tan falsamente desdeñado
como para que también tú lo desdeñes.
Una esperanza llega a parecerse tanto a la desesperanza
que sofoca a la prudencia.
Y la compasión, si viene de ti es más querida,
que la que viene de otros.
No puedo dar lo que los hombres llaman amor;
pero, ¿acaso no aceptarás
la adoración que el corazón eleva
y que los cielos no rechazan:
el deseo de la mariposa por la estrella,
de la noche por la mañana,
la devoción hacia algo muy lejano
desde la esfera de nuestro pesar?
++++ Y ahora que lo pienso, pero qué bien quedaría dedicárselo al joven que ahora me fascina completamente los sentidos… Pero no, ¿tan rápido olvidé la sabia lección aprendida tan dolorosamente?