Este semestre se me ha hecho tan difícil y cansado que ya casi no le veía fin. Sí ha sido bastante interesante, es decir, creo que por fin llené algunas lagunas de conocimiento que estaba renuente a aceptar (con eso de que no amo el Renacimiento ni nada de eso). Espero que mis horas de estudio den frutos y mañana se añada otro éxito (o ya de menos un poco de tranquilidad) a mi vida….
Eso es todo por ahora, supongo, sólo quería jugar a “inmortalizar” este momento y anotar la última entrada relacionada temporalmente con este fragmento de vida escolar llamado semestre que tan complicado me resultó (irónicamente, por razones totalmente ajenas a los asuntos académicos). La próxima vez que escriba ya estaré (ahora sí) oficialmente más allá de la mitad de la carrera. Jajaja, ¿a que nadie (ni yo) creía que iba a llegar tan lejos…?
Addendum:
Como si se tratara de una reprimenda del destino, mi profesor ha retomado últimamente las actitudes que me hicieron casi admirarlo en un principio. Claro que eso no borra la lección que aprendí (“Deja de estar estúpidamente idealizando a la gente y comprende de una vez que no son sino seres humanos, igual que tú. Toma todo lo valioso que puedan ofrecerte y a cambio trata de mirar con indulgencia sus errores, tal y como la gente a tu alrededor tiene que respirar profundo ante los tuyos.”). Hoy por la tarde nos dio una excelente noticia: parece ser que en enero próximo no tendremos que sufrir algo que yo la verdad temía (repetir un/a maestro/a de semestres anteriores, lo digo así para mantener el misterio, jaja.) Nos dijo que había dos opciones para nuestro próximo asesor y la verdad ambas posibilidades nos “devolvieron el alma al cuerpo”. Excelente estado de ánimo para encarar el examen :D