Ah… Creo que nunca había pensado seriamente en lo agradable de la noche, el sentimiento liberador y valioso que trae consigo. Un sentimiento creativo… Durante mucho tiempo he pensado que a veces parece como si sólo las horas nocturnas tuvieran valor y sentido, precisamente por el aroma y el ambiente de ficción, levedad y posibilidad que tienen… Pero no lo sé…
La noche es agradable (desde el atardecer, en realidad, tan pronto como ya no haga calor y el balance entre luz y oscuridad se incline hasta ésta última), no por la melancolía, sino porque pareciera que todos los límites del tiempo y el espacio se difuminaran… Incluso el cielo parece estar más cercano, tomando como referencia a los edificios… Claro que eso es sólo una ilusión óptica… Pero a veces es como si todo lo fuera, y la realidad, sólo la ilusión aceptada y sancionada por el consenso… La noche entonces es como el simbolismo que lo contiene todo dentro de sí…
Y el hecho de que los límites se desvanezcan no trae la acostumbrada (y un poco molesta) nostalgia, porque es imposible sentir melancolía cuando todo está al alcance de los sentidos. Ah, que agradable esta forma tan curiosa de “recuerdo”, que no lo es en realidad, tan independiente del tiempo como se la percibe… (Y esto es, sospecho, otro de esos “Estados Mentales Inducidos”, parecido a otros –en el material de sus efectos- pero ciertamente más agridulce que doloroso…)
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