Puede que no lo creas, pero existen formas menos perturbadoras de ilustrar los principios, mostrar la verdad, formas menos sangrientas: inefectivas. (Sí, porque la "indiferencia" ha sido ya tantas veces probada). Son casi como los caminos a la felicidad: todos falsos todos fingidos.
Y si aquellas historias que tu mente narraba cuando triste se ahogaba en la desesperación regresan, como el insomnio y la luna llena, no curan las dudas... Jamás lo hicieron.
Todavía hoy espero encontrarme con tu rostro alguna vez, de alguna forma. Puesto que al fin y al cabo, no eres sino una de esas piedras que caen mientras viajan de los queridos tiempos pasados. Aunque parezca que no soporto la oscuridad ni soy quien debería ser: sólo una imitación.
Debería dejar de temer al modo impreciso en que mi mente reacciona, si acaso debe liberar su tensión en formas extrañas. Pero las pesadillas son insoportables: como un taladro en la garganta, asfixian la calma. Y aunque he dejado esa infancia, no he podido crecer.
Incluso hoy espero encontrarme con tu rostro alguna vez, porque esta vida es corta, y el dolor es largo y la fe, es la única forma de escapar... Aunque tampoco cure mis dudas y sepa que nunca lo hará.
La fe, que no es ceguera ni engaño, que se parece al aire puro, y en demasía, nublaría la verdad y traería esa pesada obsesión con la fantasía; pero que en la cantidad justa salva y libera... Y la vida ya no es tan corta y el dolor parece estar un poco más lejos... que ayer.
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