Yo no sé si sea verdad que en unos años empleos como bibliotecario, vendedor y mesero, quizá hasta profesor serán ocupados por la high-tech. Realmente espero que no, porqué ¿en qué pensamos ocupar a las personas que ahora realizan esos trabajos?
Lo que sí puedo decir es que supongo que la realidad no va a morir simplemente porque sea más “fácil” vivirla a través de la tecnología. ¿A qué diablos me refiero? ¿Cómo me atrevo a dudar de la casi divina tecnología?
Pues tal vez sea que me gusta llevar la contraria, no como esas personas que se resisten al cambio, sino porque me resisto a conformarme con un cambio desventajoso…
Estando en el museo, frente a las pinturas, recordé que el objeto artístico no es el arte y que ver una imagen a través de una pantalla o en una reproducción no es arte. El objeto a lo más no pasa de ser un adorno muy muy muy caro. No es el tamaño, ni la resolución, ni que nos salvamos de los pixeles insuficientes y su disminución de calidad… Nah, es algo muchísimo más sutil, como cuando casi te ahogas con el polvo de un libro que lleva años olvidado en alguna estantería y recuerdas que lo que lees es viejo y está alejado de ti, es ficción, y sin embargo puede decirte mucho más acerca de la realidad que la realidad misma… Curioso que con todo lo que sabemos nos siga aguijoneando la incertidumbre de lo misterioso…
Entonces, ¿qué? ¿se acaba el mundo real o no…? Porque la verdad tiene pésima resolución ¿qué no…?
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