La evolución nos dotó de sistemas mentales que nos permiten identificar a los depredadores y diferenciarlos de la presa. Confundirlos o tardarse demasiado en descubrir quién es quién resulta fatal en un mundo hostil. Por la misma razón, estos sistemas también nos ayudan a saber qué situaciones son ventajosas y cuales no, supongo que para evitar que nuestras energías se desperdicien en las segundas y puedan aprovechar las primeras. Tenemos también la, no sé si habilidad o aptitud, para imaginarnos situaciones que nunca sucedieron (y en ocasiones, que nunca sucederán) con el fin de poder prever los resultados que nuestras decisiones pueden producir. Sin embargo, aún siendo tan funcionales, estamos lejos de ser perfectos.
No es raro que nuestros sistemas nos digan "esto no resultará bien, no hagas esto porque seguirá el caos". Y aunque racionalmente lleguemos a esta conclusión (medio consciente, medio inconscientemente) creo que no hay un sistema que te diga: "perfecto, ya sabes que esto no resultará bien, más aún, ya sabes que no harás esto, entonces pues simplemente deja de pensarlo, deja de ocupar ese sistema que te permite imaginarte situaciones posibles y vuelve a la realidad".
Consecuencia: ¿hay que decirla...? Jajaja...
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