A lo largo de toda esta exploración antropológica llamada “vida” he aprendido que el aprendizaje (valga la redundancia) es siempre un conflicto: entre las cosas que sabes (o crees saber) y las que vas aprendiendo, entre lo que piensas o abstraes y lo que observas, entre lo que vas construyendo y lo que te presentan como “ya hecho”, etc. Como todos los conflictos, es un choque que puede resultar catastrófico, en la total negación de lo externo o en la falta de confianza en lo interno. Otra instancia del conflicto individuo-sociedad que es tan conocido a causa de nuestros ánimos de unir/separar. Y ya que últimamente he estado pensando y analizando tantas cosas, tratando de organizarlas, buscando ejemplos tanto para apoyar mis ideas como para ponerlas a prueba, la angustia ante los conflictos de aprendizaje que (sin duda) se avecinan me comienza a molestar. Será porque frente a sucesos “rompevoluntades” termino siempre por intelectualizarlos como mecanismo de defensa (de mí, no de mis ideas), y el resultado es siempre una total descalificación de mis conclusiones previas… [Esto también es una intelectualización, al parecer…]
Pero lo que debería tratar de recordar es que la verdad es una especie de rompecabezas en el cual las piezas deben encajar de algún modo y que el hecho de que una pieza no quepa en un sitio no significa que simplemente no forma parte del todo, sino que hay que buscarle otro sitio, su lugar adecuado, en donde corresponde y funciona. Desechar una idea no debe tomarse a la ligera, hay que pensarla racionalmente, medirla con la evidencia, y volver a analizarla varias veces. Pero ¿cuál es exactamente la evidencia? A veces siento que hay un “modelo” al que debo llegar, tratar de alcanzar, tocar base y después pasar a lo que sigue… Mas esta concepción no me basta porque la construcción del conocimiento es constante y dialéctica, adaptable y flexible… Y si pudiera no olvidar la analogía del rompecabezas, y separar a mis ideas de mi voluntad, buscar curiosamente sin tratar de encontrar, sino comprendiendo lo que encuentro, entonces seguro avanzaría, no hacia lo “correcto”, sino hacia lo adecuado… Tendría que agitarme la intelectualidad… Lástima que un diccionario no se pueda encontrar cuándo el pensamiento es obsesiva racionalización y cuándo verdadero análisis… ¿O si se podrá y es que no tengo el diccionario adecuado…?