Hace algunos meses (o, para ser más exactos, hace más o menos un año) estaba pensando (y escribiendo) acerca de lo difícil que era para un humanista poco convencional (para quien la pretensión de “haber leído libros” y poder mencionar nombres aquí y conceptos allá no es suficiente) puede llegar a ser tanto darle valor a sus conocimientos como entender cómo funciona el mundo (o una parte de él). Por momentos llego a pensar que lo más sabio (razonable pero absurdamente peligroso) sería abandonar las humanidades en cuanto me gradúe, (esta vez en serio y definitivamente). Pero después comienzo a pensar que éste fue el problema en primer lugar: tratar de abandonar algo en lo que (para mi mala suerte) no me “va tan mal”. [Aunque tal vez me sobreestimo y en realidad no me va tan bien como para lamentar que “dejo de hacer lo que debería estar haciendo”…]
Temía un poco el casarme con esas ideologías de “la golden age”, “la erudición” y “los doctores”, el ser “brillante” según los académicos y escribir algo que parece ser “brillante” y que en realidad no sirve sino para ocupar un lugar en las montañas de polvo de los anaqueles de una biblioteca (en el mejor de los casos, porque probablemente sólo será en las montañas de algún centro de reciclaje). Pero imagino que nunca me cegaré tanto como para creer algo así. Cada día que pasa mi escepticismo y mi amargura crecen, como también aumentan mis deseos de buscar algo en lo que pueda ocuparme, entender, aprender, siempre pensar con mayor agilidad. Mi defecto es ser presa de la impaciencia y de la reducida visión. Ah y claro, también ser mala para las ciencias. El problema es que estas deficiencias no señalan mis talentos, sino las carencias de mis procesos cognitivos. No debería pensar que la solución es concentrarme en cultivar lo que sé (y las formas en las que pienso), pasando por alto mis deficiencias…La indulgencia no es positiva.
Temo mucho más el descubrirme con un título de licenciatura (y una pesadilla mayor sería un título mayor) en literatura o en cualquier otra cosa fancy, y al mismo tiempo ser incapaz de abstraer o analizar, mirar críticamente “la ficción” o hacer cualquier otra cosa que sirva para algo. No quisiera que, entablando una conversación acerca de cualquier tema, abra la boca sólo demostrar que tengo un montón de citas y argumentos gastados expresados en frases bien balanceadas.
Desde que (hace poco) comprendí que la hiperespecialización no sólo no es adecuada sino que es contraproducente, he entendido también que no deseo aprender el sistema de la literatura a menos que me permita desarrollar mis habilidades de análisis o abstracción. Muy decepcionante es entonces ver que las acusaciones y estereotipos parecen tener razón. No sé hasta qué punto es adecuado o aceptable el explicarse a sí mismo y tratar de buscar justificaciones en lugar de buscar soluciones o cadenas de hechos…
Lo más desesperante es no poder encontrar el equilibrio o la forma de volver más flexible a mi mente… ¿Hacia dónde debería ir? Escoger caminos interesantes que no se sabe bien hacia dónde van… Seguro, pero sólo disfrutando el viaje…
A veces creo que tu y yo somos extraterrestres, o terrestres de mundos paralelos que nos perdimos en este :/ #chale, si supieras cuanto me identifico con lo que dices :S... aunque... ¿eso es bueno o malo? XD.
ReplyDeleteAbrazos Luz!
Pues no suena tan descabellada tu idea. Seríamos de un universo paralelo donde en lugar de jugar "aguila o sol" juegas "halcón y luna" :P... Supongo que es bueno que te identifiques (al menos así no nos sentimos 100% freak... nada más 99%). Seguro algo de verdad habrá en estos desvaríos...
ReplyDeleteSaludos ;)