Tuesday, 31 March 2009

Damn, I can't, I cannot leave it behind...

Ayer por la tarde, mientras estaba deambulando bajo el sol, entre el aire fiero y los amables árboles protectores, me atormentaban los recuerdos más dulces. Tengo miedo de lo que pasará ahora. Siento un torrente de cosas pasadas dominándome. Temo que no seré capaz de controlarlas. Pensé que
nadie, ninguna persona podrá hacerme olvidarlo, ni siquiera mi muso sirvió para eso. Mi muso fue la Biología en mi vida, mientras que este "true-love" (let's call it so, even if it is inexact and absurd) es como las letras, que siempre están acechándome, que juegan conmigo y al final me abandonan, en medio del cansancio, el vacío y el dolor. Mi muso fue (como el nombre lo sugiere) sólo algo para ser contemplado, un deleite, algo que ayudaba a crear fantásticas ficciones para distraerme de la realidad. Pero no cómo él, que es como una enredadera con espinas, que atrapa tu corazón y te anestesia con una inyección de pasión compasiva y su promesa falsa de un futuro más brillante y más amable, mientras te hace sangrar sin que te des cuenta, para luego dejarte durmiendo en un pasto verde y húmedo, lejos de casa, débil y sin ánimos. Te deja hundiéndote en la melancolía, recordando el oscuro brillo de sus ojos y el poder lenitivo de su tacto. No puedes enfocarte, no puedes concentrarte, no puedes distraerte de esa sensación. Su veneno está en tu corazón y en tu mente, esa sed que te hace recorrer una y otra vez los lugares que alguna vez compartieron juntos, esperando que quizá seas capaz de revivir una vez más esa inyección terrible, pero todo lo que puedes sentir es, durante un segundo, el flashback de tu juventud ingenua, y el sol aquel día, el viento, la lluvia en la cual corrieron una vez, los besos que se dieron, las promesas empeñadas. Por un segundo y se va, jadeas por un poco de aire y miras a tu alrededor, otro lugar. Buscas en tu cabeza otro recuerdo, el tiempo está pasando, se hace tarde, tus manos tiemblan, ahí estás, en tu corazón sopla un viento frío, no, no es frío, demonios... es fresco, una ventana, estás ahí, pero sólo un momento y luego se desvanece. Jadeas otra vez, te falta el aire, una lágrima en la mejilla, quieres huir, quieres escaparte, "esto no es bueno", te matará alguna vez, jadeas por la falta de aire, no puedes respirar... Volteas, te alejas, estás en otro lugar, lees algo, pero en lo profundo de tu corazón sabes que pronto volverás a hacerlo, volverás a perderte en los recuerdos de nuevo...

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