Sunday, 16 August 2009

Sobre los peligros de la autovaloración excesiva

Decía Einstein que sólo había dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana, y de la primera no estamos seguros que sea infinita, pero la segunda seguro que lo es.

El diccionario define estupidez como "dificultad notable y gran lentitud para comprender las cosas". Con esta perspectiva, resulta sencillo comprender que hay diferentes tipos de estupidez, dependiendo de la causa que provoque esa "dificultad notable y gran lentitud".

Me parece que una de las formas más desesperantes de estupidez es la que muestran las personas excesivamente arrogantes y soberbias, que en aras de aumentar su autoestima y parecer autosuficientes y seguros de sí mismos (supongo), así como en franca muestra de que "le dan valor a lo que son", permiten que la niebla de la presunción les impida ver sus errores, sus faltas y sus áreas de mejora.

Así, la estupidez no es una cuestión de capacidad sino de actitud, la estupidez es, (como la virtud… jaja) a state of mind….

¿Por qué escribo esto? Bueno, en general porque siempre estoy encontrándome con ese tipo de personas que se valoran demasiado y demuestran una "dificultad notable y gran lentitud para comprender" lo que acontece más allá de su esfera de entendimiento e incluso para ver cosas que son groseramente evidentes para los demás.

En lo personal, suelo irme al otro extremo. Nada de presunción, ni de soberbia, por el contrario tratar de darle el (según yo) valor justo a las cosas que hago y en las que creo, lo que resulta en un otorgar un nivel objetivo de importancia, de cuasi nulo valor. En ocasiones este camino que tomo para evitar caer en la arrogancia y ceguera total me parece equivocado, entonces pienso que tal vez debería de tratar de ser como esas personas, y "venderme como si de veras..." pero pensándolo bien, eso es irse al otro extremo... Y los extremos, se supone, siempre son malos.

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