He estado dándole vueltas a lo que pasó ayer (o mejor dicho el sábado, aunque yo apenas me enteré ayer lunes), sin que haya podido pensar nada. Ni una sola idea ha podido formarse en mi mente, de tan confundida y sacudida que se encuentra. Creí que no escribiría nada al respecto, pues esperaba que el dolor o la sorpresa se disolvieran por sí mismas. Además, me parece que un funeral no es precisamente el tema ideal para un post, sobretodo si es el de un amigo muy querido para mí. Sólo el hecho de pensarlo me devuelve la sensación de vacío en el estómago que he tenido desde ayer en la mañana. Podría decir que mi mente está casi anestesiada y seguro que cuando pase el efecto del shock comenzaré a ver las cosas de otra forma.
Dije que no pensaba escribir nada, por esas y otras razones, porque considero la memoria de alguien que compartió algunas de sus ideas, miedos y planes conmigo como algo que debe ser respetado. Así que prefiero escribir sobre una pequeña discusión que tuve con otro amigo después de salir del cementerio, a raíz de una plática que terminó por convertirse más en una divagación que en un diálogo.
No sé hasta qué punto tengan razón quienes dicen que a pocas personas les dejo ver "quién soy en realidad", según yo eso es sólo un problema de percepción. No tengo nada que esconder y la persona que ven frente a ellos es quien soy. Claro que no entiendo desde cuando la introversión y la reserva que en ocasiones muestro, sean consideradas un defecto de la personalidad o una máscara detrás de la cual se pueden esconder cosas terribles. En mi caso no es así. Y si hay quien sin conocerme en absoluto se entretiene pensando en cuáles son mis creencias, mis ideas y mi carácter, y después de un tiempo, mis acciones le descubren que se equivoca, creo que sólo puede culpar a sus prejuicios y a sus ideas preconcebidas respecto a la relación entre lo que puede verse en la superficie y lo que se es en una consideración más profunda.
Diablos… Sí, tengo que decirlo, estoy triste y de mal humor, distraída y sin saber cómo acomodar todo lo que pasa por mi cabeza…
Dije que no pensaba escribir nada, por esas y otras razones, porque considero la memoria de alguien que compartió algunas de sus ideas, miedos y planes conmigo como algo que debe ser respetado. Así que prefiero escribir sobre una pequeña discusión que tuve con otro amigo después de salir del cementerio, a raíz de una plática que terminó por convertirse más en una divagación que en un diálogo.
No sé hasta qué punto tengan razón quienes dicen que a pocas personas les dejo ver "quién soy en realidad", según yo eso es sólo un problema de percepción. No tengo nada que esconder y la persona que ven frente a ellos es quien soy. Claro que no entiendo desde cuando la introversión y la reserva que en ocasiones muestro, sean consideradas un defecto de la personalidad o una máscara detrás de la cual se pueden esconder cosas terribles. En mi caso no es así. Y si hay quien sin conocerme en absoluto se entretiene pensando en cuáles son mis creencias, mis ideas y mi carácter, y después de un tiempo, mis acciones le descubren que se equivoca, creo que sólo puede culpar a sus prejuicios y a sus ideas preconcebidas respecto a la relación entre lo que puede verse en la superficie y lo que se es en una consideración más profunda.
Diablos… Sí, tengo que decirlo, estoy triste y de mal humor, distraída y sin saber cómo acomodar todo lo que pasa por mi cabeza…
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