Wednesday 23 September 2009

Hello, Out There...


...No es sólo el título de una interesante, agradable y algo existencialista obra de William Saroyan, al menos hoy, es también el grito desde mi tristeza (usual pero acentuada). Al parecer la vida me proporciona (una vez más) la invaluable oportunidad de utilizarme como ejemplo para mis teorías. ¿Qué puedo decir? Sólo que me sentiría casi feliz (si no me sintiera tan abatida) si esta experiencia sirviera para aprender algo.

Precisamente estoy viviendo las perniciosas consecuencias de no cultivar mi voluntad, de ser incapaz de utilizar la parte consciente de mi cerebro para decidir algo y "actuar" de forma positiva. Por ahora sigo sólo "reaccionando" ante el dolor automático que me tiene entre sus mandíbulas.

Justo hoy me enteré que tal vez pueda (¡¡por fin!!) hacerme con unos libros que pertenecieron a mi padre y que siempre he querido, pero que cuya esperanza de posesión ya había abandonado por completo. Espero que esta expectativa se lleve a cabo pronto. Me traería una agridulce alegría que es mucho mejor que la amarga tristeza que estoy tratando de domar en estos momentos.

Y cuando escuché que quizá esos libros lleguen a mis manos después de 13 años, estuve recordando (o mejor dicho tratando de recordar) mis días de infancia. :P Sin mucho éxito, claro...

Y uno de esos fascinantes (y desesperantes) procesos inconscientes me hicieron pensar que ante la muerte de mi padre sentí algo parecido a lo que estoy sintiendo ahora. Por supuesto que la intensidad del sentimiento es menor ahora porque comprendí hace bastante tiempo que ante la muerte todo es tan fútil, que nada cambia en realidad... (más que ese algo de cristal que se rompe dentro de mí cada vez que respiro... curioso que ya se me hubiera olvidado esa sensación).

Lo más interesante es que hay monjes que son capaces de detener su corazón durante meses para prolongar su vida y yo no puedo entender ni controlar como es que mi cerebro une dos cosas totalmente diferentes y me deja en un estado de pesadumbre tal que podría escupir sangre si no estuviera tan cansada.

Si pudiera cultivar mi voluntad al menos un poco y tratar de decidir algo, hacer algo, pensar algo y entonces sobrellevar la pena de cualquier forma, pero ni siquiera puedo distraerme...

Hello, Out There...

No comments:

Post a Comment