Algunas veces recibo cartas
cuyas palabras cuidadosamente tejidas
en blancas hojas de vidrio
se clavan en mis ojosy me roban la tranquilidad.
No sé quién escribe,
desconozco sus manos y sus dedos
hábiles traen sueños difusos
desde otros territorios.
Algunas veces recibo cartas
e imagino sin querer que escriben
tus finos cabellos y tus labios delicados;
que tus ideas viajan desde
tu mente hasta mi ocio desbordando
todas mis ansias de vivir.
Pero tú jamás escribes.
Y tus ojos brillantes de acero,
de lujuria contenida,
se parecen mucho a los ojos
de la muerte traviesa
que acecha a diario mi soledad.
cuyas palabras cuidadosamente tejidas
en blancas hojas de vidrio
se clavan en mis ojosy me roban la tranquilidad.
No sé quién escribe,
desconozco sus manos y sus dedos
hábiles traen sueños difusos
desde otros territorios.
Algunas veces recibo cartas
e imagino sin querer que escriben
tus finos cabellos y tus labios delicados;
que tus ideas viajan desde
tu mente hasta mi ocio desbordando
todas mis ansias de vivir.
Pero tú jamás escribes.
Y tus ojos brillantes de acero,
de lujuria contenida,
se parecen mucho a los ojos
de la muerte traviesa
que acecha a diario mi soledad.
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