La dulzura del paso del tiempo
empieza morbosamente a mezclarse
en un baile herético y fuerte
(como las lluvias o el huracán),
con el intento de desencanto
que el mundo quiere siempre
perpetrar dentro de mis ojos.
Las calles se derriten ante mí,
pero ya no alcanzan a llegar
sus espíritus a mis esfuerzos,
y sus corazones pavimentados
ahora no entran más en el mío.
Tal vez esta situación (nueva y así
conocida por ser más que redundante,
casi repetitiva, frustrante)
esté relacionada con la naturaleza
de mi vida y también
con la de mi próxima muerte.
El monstruo citadino que gotea
su pastosa materia que buscó
la lluvia para su gelatinoso "yo";
en el día nuevo que siempre despierta
lleno, lleno de energía y yo, (¡ah!)
que cada día despierto menos aquí:
mi mente que se burla de mi convicción
y despierta cada díaun poco más muerta.
empieza morbosamente a mezclarse
en un baile herético y fuerte
(como las lluvias o el huracán),
con el intento de desencanto
que el mundo quiere siempre
perpetrar dentro de mis ojos.
Las calles se derriten ante mí,
pero ya no alcanzan a llegar
sus espíritus a mis esfuerzos,
y sus corazones pavimentados
ahora no entran más en el mío.
Tal vez esta situación (nueva y así
conocida por ser más que redundante,
casi repetitiva, frustrante)
esté relacionada con la naturaleza
de mi vida y también
con la de mi próxima muerte.
El monstruo citadino que gotea
su pastosa materia que buscó
la lluvia para su gelatinoso "yo";
en el día nuevo que siempre despierta
lleno, lleno de energía y yo, (¡ah!)
que cada día despierto menos aquí:
mi mente que se burla de mi convicción
y despierta cada díaun poco más muerta.
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