No es loable que mi corazón
bombee y difunda una sangre maldita,
que gira, subiendo y bajando,
viviendo e imbuyendo vida a la pasión.
Mirando los platos, los cálices, pienso
en algunos vacíos ceniceros
que sobre las mesas se olvidaban
sin guardar ningún resto.
Descanso, pero en tensión,
firme y recta la espalda,
mientras mi voz enmudecía, noté,
entre las miradas perdidas
a quienes tranquilamente soñaban
la belleza del futuro perfecto
que sólo ellos sabían cierto.
Llena la copa y servido el plan,
hermoso debe ser alimentar el alma
con la calma del espíritu, cuidando
tan sólo a la sensación y satisfechas
las necesidades de un dolor pasado.
Comer, beber: dulce, es deleite, un placer,
y ver el arte de los platos no lo es menos,
al menos no lo sería...
¡Si sólo no tuviera sed...!
Mi sed insaciable de muerte insatisfecha.
Corazón, alma, soplo de vida: muertos.
Para esta desazón no hay refrigerio,
sólo habrá nuevos reproches.
bombee y difunda una sangre maldita,
que gira, subiendo y bajando,
viviendo e imbuyendo vida a la pasión.
Mirando los platos, los cálices, pienso
en algunos vacíos ceniceros
que sobre las mesas se olvidaban
sin guardar ningún resto.
Descanso, pero en tensión,
firme y recta la espalda,
mientras mi voz enmudecía, noté,
entre las miradas perdidas
a quienes tranquilamente soñaban
la belleza del futuro perfecto
que sólo ellos sabían cierto.
Llena la copa y servido el plan,
hermoso debe ser alimentar el alma
con la calma del espíritu, cuidando
tan sólo a la sensación y satisfechas
las necesidades de un dolor pasado.
Comer, beber: dulce, es deleite, un placer,
y ver el arte de los platos no lo es menos,
al menos no lo sería...
¡Si sólo no tuviera sed...!
Mi sed insaciable de muerte insatisfecha.
Corazón, alma, soplo de vida: muertos.
Para esta desazón no hay refrigerio,
sólo habrá nuevos reproches.
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